Muchas veces me paro a pensar que quizás toda mi vida sea un enorme sueño del que un día me despertaré, así que se me ocurrió esta historia:
Era un día normal y corriente en la vida de Luis.
Luis era un chico alto, rubio de ojos azules de veinticuatro años que trabajaba en un hospital de Madrid como enfermero. Ese día había salido a la librería, al entrar, se fijó en que sólo quedaba un ejemplar del libro que quería comprarse y justo cuando iba a cogerlo, se escuchó una voz de mujer que dijo:
-¿Vas a comprarlo?
Luis se giró y vio a aquella mujer. Era alta y delgada, sus cabellos eran rizados y dorados, sus ojos eran turquesas con unas grandes pestañas negras, su nariz era pequeña y sus labios eran finos y rojos, Luis creía haber visto un ángel.
+Eh.. si, bueno... depende, ¿Lo ibas a comprar tú?. (Dijo Luis tartamudeando).
-Sí, eso pensaba hacer pero bueno, lo buscaré en otra librería..
+¡No, no hace falta!. Toma, lo compraré otro día. (Exclamó Luis interrumpiendo a la mujer con insistencia).
-Muchísimas gracias, mi nombre es Helena.
+Yo.. yo.. mi nombre es Luis. (Respondió tartamudeando de nuevo).
-¿Quieres tomar algo?, hay una cafetería aquí en frente y me gustaría invitarte para agradecerte lo del libro. (Le propuso Helena).
+Perfecto, aunque no hacía falta que te molestaras.
Los dos salieron muy contentos de la librería y se dirigieron a la cafetería. Empezaron a hablar de sus vidas: Dónde vivían, dónde nacieron, cuántos años tenían, sus aficiones,..
A Luis se le pasó el tiempo volando, cada vez que Helena hablaba se quedaba embobado, no podía creer que se hubiera enamorado de Helena sin apenas conocerla, había sido amor a primera vista.
Se hizo de noche y tuvieron que empezar a despedirse.
-Bueno.. ha sido un placer conocerte. (Dijo Luis).
+Igualmente, ya nos veremos, ¿no?.
-Me encantaría.
Helena sonrió, cogió sus cosas y se fue, Luis se quedó muy incómodo, ¿Cómo volvería a verla si no se habían dado ningún número de teléfono ni dirección?, lo único que sabía de ella era su nombre, que vivía en Madrid, que tenía veintitrés años y que estaba soltera.
¿Cómo un ángel como ella puede estar soltera?, con esa sonrisa, esos ojos, ese cuerpo, esa personalidad y forma de ser tan increíble.
-Es perfecta. (pensó mientras se metía en la cama después de un día agotador).
A la mañana siguiente no podía pensar en otra cosa, entró en el hospital y justo entonces escuchó su voz.
-¡Es ella!, ¿Qué hará aquí?.
+¡Luis, te estaba buscando!. (Exclamó Helena).
-¿Qué.. Qué estás haciendo aquí?
+Venía a verte, ¿cuando salgas podríamos quedar?
-Claro.
Luis y Helena empezaron a quedar todas las tardes, los dos eran almas gemelas, pasaban horas y horas hablando y riendo sentados en un banco del parque que había al lado del hospital.
Luis estaba locamente enamorado, siempre había sido un joven solitario, y, de un día para otro, su vida había dando un giro, un giro entorno a Helena, así que un día Luis decidió que era hora de declararse a ella.
Estaban sentados y de pronto, se hizo un incómodo silencio, Luis miró a Helena y le cogió la mano:
-Helena, llevamos varios meses quedando todas las tardes y quiero que sepas que no me arrepiento en absoluto de nada, has devuelto la alegría a mi vida y creo que me estoy enamorando de ti, es más, creo que estoy enamorado de ti desde el primer momento en que te vi.
+Estaba deseando que llegara este momento, yo también siento lo mismo.
Derrepente el rostro de Luis se impregnó de luz y felicidad, al mismo tiempo, Luisa no paraba de sonreír. No sabían muy bien cómo reaccionar, Luis se acercó a ella y ella a él, sus labios se iban acercando lentamente, estaban tan juntos que cada uno podía oír los latidos del otro, sus labios estaban apunto de rozarse y, finalmente, se besaron, pero no fue un simple beso, no, fue un beso de verdad, de los que dejan huella, lleno de magia, aquel beso hizo que, por un momento, el mundo se parara mientras sus dos solitarios corazones se volvían uno.
En ese instante una luz blanca y arrasadora cegaba a Luis y comenzó a escuchar unas voces que lo llamaban por su nombre, unas voces que le resultaban familiares.
-¿Pero qué ocurre?. (Se preguntaba Luis).
+Luis, ¿estás ahí?, ¿puedes escucharnos?. (Decían continuamente aquellas voces).
La luz se atenuaba cada vez más.
-¿Qué debo hacer?, ¿debo seguir la luz?. (Se preguntaba bastante aturdido).
+Luis por favor vuelve, estamos aquí. (Volvían a decir las voces).
El joven miró hacia atrás y no había nada ni nadie, estaba solo en una inmensidad oscura, sólo quedaba un rayo de luz, así que decidió seguirla, pero la luz le cegaba cada vez más, finalmente, todo se volvió negro.
Luis abrió los ojos lentamente.
-¿Do.. Dónde estoy?. (Preguntó confundido puesto que se encontraba en una habitación extraña).
+¡Amor, estás vivo!. (Exclamó una mujer eufórica y con lágrimas de felicidad mientras abrazaba a Luis).
-¿Ma.. Mamá?, ¿Eres tú?.
+Claro que sí cariño, ¿Quién iba a ser?, ¿Me recuerdas verdad?.
-Bueno, sí, creo que sí.
+¡Oh Dios, gracias, muchas gracias!.
-¿Pero.. Qué ocurre?, creía que habías muerto, ¿Dónde estoy?.
+Luis.. No es fácil decirlo.. Pero llevabas un año en coma..
-¿Cómo?, quiero decir, es imposible, hace cinco minutos estaba en el parque.
+No Luis, todo, absolutamente todo lo que crees que has vivido ha sido sólo un largo sueño..
Luis se paró a observar mejor su alrededor, estaba sentado en una camilla, su madre, su hermana y el doctor estaban allí con él.
-Luis, soy tu hermana, ¿te acuerdas de mi?.
+Sí, ¿Cómo no iba a acordarme de la mejor hermana del mundo?.
-Luis te hemos echado tanto de menos.. (Dijo su hermana apunto de llorar).
+Y yo a vosotras, pero estoy un poco confuso, ¿Cómo acabé aquí?.
-Tuviste un accidente de coche. (Dijo el doctor).
+¿Y Helena?
-¿Qué Helena?. (Dijo su madre).
Luis empezó a recordar cómo era su vida antes, sus amigos, su familia, de pronto, giró la cabeza hacia la mesilla del hospital y observó que había un libro, el mismo libro que fue a comprar el día que conoció a Helena.
-Yo.. Yo tenía este libro. (Luis se paró a mirar mejor la habitación), y este es el hospital donde trabajaba, ¿Cómo puede ser?.
+Es complicado, pero creo que tu subconsciente cogió varios recuerdos de tu vida para crear el mundo donde creías vivir mientras estabas en coma, por ejemplo, este era tu libro favorito y este era el hospital donde siempre quisiste trabajar. (Explicó el doctor).
-Pero.. ¿Y Helena?, ¿Ella también era un recuerdo?
+Supongo que Helena sería alguien muy especial para ti, alguien que creó tu subconsciente para que no estuvieras sólo.
-Ella era perfecta.
+Claro, ella era perfecta para ti, la creaste tú.
Luis comprendió que Helena nunca había existido que todo ese amor que había sentido no había sido real, que nada había sido real, aún así, Luis siguió buscando a Helena durante mucho tiempo después e incluso había veces que volvía a verla junto a él pero sólo en sueños. Unos años más tarde Luis conoció a otra chica, Sara, con la que se casó y tuvo tres hijos, sólo entonces Luis pudo comprender lo que es enamorarse de verdad y algo mucho más importante, que la perfección es aburrida y que Sara y sus defectos fueron lo mejor que le pudo pasar en la vida.
¿Moraleja? que no hay que aferrarse a una idea por muy real y perfecta que parezca, así que es mejor vivir despierto que dormido para toda la vida.
FIN