lunes, 11 de marzo de 2013

Historia.


Había una vez una familia que vivía en una acogedora casa al sur de Londres.
Era una familia sencilla, el padre era profesor de historia, la madre tenía una floristería y el hijo (que se llamaba Charlie) tenía 10 años y le encantaba leer.
Un día, Charlie decidió subir al desván, allí, su padre, había guardado todos los libros de su infancia.
Charlie se sorprendió al ver tantos libros, pero había uno que le llamaba la atención especialmente. Era grande y estaba lleno de polvo y en su portada se podía leer en grandes letras doradas: "Magos y Caballeros", Charlie le quitó el polvo y empezó a leerlo.
El libro era tan emocionante e interesante que no podía parar de leerlo, pero se hacía de noche y tenía que irse a la cama. Intentó soltar el libro varias veces pero sin éxito, la historia cada vez era más increíble, no podía apartar la vista de las páginas, hasta que su madre lo llamó gritando:
-¡Charlie!, ¿tienes idea de qué hora es?.
Charlie asustado miró el reloj y exclamó sorprendido:
-¡Oh dios son las doce y aún no he cenado!.
Charlie bajó corriendo las escaleras hasta su habitación, se encerró y se metió en la cama.
A la mañana siguente nada parecía ser igual, todo estaba desordenado como si un huracán hubiera arrasado toda la casa, los cuadros estaban rotos, los muebles estaban tirados en el suelo y había grandes agujeros en el tejado.
-¿Qué ha ocurrido aquí Charlie?, gritó el padre del niño enfurecido.
-No lo sé papá, te juro que yo no he sido. Derrepente se escuchó un grito que venía de la cocina.
-¡Es mamá!, dijo Charlie asustado. Los dos bajaron las escaleras en busca de una respuesta a este desastre, y la encontraron: En la cocina se estaba produciendo un auténtico duelo entre dos caballeros muy apuestos de la Edad Media.
-¿Cómo puede ser?, exclamó el padre, ¿Qué hacen aquí dos caballeros armados con semejantes espadas y protegidos por estas armaduras tán bien hechas?, cualquiera diría que son auténticas, esto debe de ser una broma de mal gusto, ¿Tienes algo que ver Charlie?.
-No, de verdad, lo prometo, tenéis que creerme. Mientras los caballeros estaban apunto de destrozar la casa entera, la madre de Charlie se desmalló soltando un alarido.
-Rápido Charlie, coge esa cacerola y esa sartén. Charlie hizo caso de inmediato y se las dió a su padre que, armándose de valor y colocándose detrás de aquellos corpulentos hombres soltó un grito de rabia y le pegó un sartenazo a uno y cacerolazo a otro en sus respectivas molleras.
-¡Bravo papá, así se hace!, exclamó el niño lleno de alegría y miemtras que intentaban reanimar a la pobre madre un olor a quemado impregnaba toda la casa.
-Pero, ¿Qué demonios es eso?, preguntó el padre. Los tres subieron las escaleras lo más rápido que pudieron.
-¡Un dragón!, gritaron los tres al unísono, bueno, los dos, porque la pobre madre cayó redonda al suelo de nuevo antes de poder acabar la palabra.
-¡Esto ya no tiene ninguna gracia, quiero una explicación y la quiero ahora!, gritaba istéricamente el padre.
-¡Ya lo tengo!, coge esa palangana y llénala de agua yo voy un momento al desván, vuelvo en un minuto. El padre aterrorizado ante la inmensidad del monstruo cogió la palangana llena de agua y se la tiró por encima al dragón, que mágicamente se esfumó y de el surgió un viejo señor con una larga barba que, por lo menos, medía nueve metros de largo.
-Pero, ¿Quién es usted?, dijo el padre muy confuso.
-¡Soy el Mago Zambirino!.
-El Mago Zambirino.. Mmm.. ¿De qué me suena ese nombre?, ¡Ah, ya sé, eres igualito a un Mago que aparecía en uno de mis libros de la infancia!, ¿Cómo se llamaba..?
-"Magos y Caballeros", gritó Charlie mientras bajaba las escaleras del desván apresurándose lo más rápido posible pero con cuidado de no resbalarse, ya que llevaba el enorme libro entre sus pequeños brazos.
-¡Exacto!, ¿Cómo lo sabes, hijo?
-Ayer por la tarde me aburría, así que decidí leer alguno de los libros de tu infancia que había en el desván, "Magos y Caballeros" fue el que más me llamó la atención y una vez que empecé a leerlo no pude parar hasta que se me hizo tarde y mamá se tuvo que enfadar, por lo que me fui a mi cuarto antes de que me echara una buena bronca y me olvidé de cerrar el libro.
-¿Quieres decir que estos personajes han salido del cuento?.
-Sí, el libro actúa como una puerta desde nuestro mundo al vuestro, explicó el anciano Zambirino.
-¿Y cómo volvéis a entrar?, preguntó Charlie.
-Hay que hacer un conjuro, pero antes, hay que reunir a todos los personajes: los dos caballeros, la princesa y la bruja, contestó Zambirino.
-Está bien, Charlie y yo buscaremos a los personajes que quedan por la casa y mientras, usted, le borrará la memoria a mi mujer, es mejor que no recuerde este extraño día..
-Muy bien, digo el mago.
Charlie y su padre bajaron a por los dos caballeros y salieron al jardín para seguir buscando. Derrepente se escuchó una melodiosa canción que venía del balcón, era una preciosa dama, era la princesa. Sólo faltaba la bruja, pero, ¿dónde podía estar?, buscaron en el cuarto de baño, en el cuarto de Charlie, debajo de la mesa,..
-¡Bingo!, exclamó Charlie, ¡En el garaje, en el garaje!. Todos corrieron hacia el garaje y, efectivamente, allí estaba la bruja.
-¡Por fin estáis aquí, estoy deseando llegar a casa, esta cueva es oscura y espantosa!, dijo la bruja refiriéndose, claramente, a el garaje.
-¡Rápido, volvamos con mamá y Zambirino!, sugirió el padre. Finalmente todo salió bien: llegaron a la planta de arriba y el mago hizo el conjuro para poder volver y Charlie y su padre guardaron el libro bien cerrado en una caja del desván, arreglaron la casa y acostaron a la madre para que ella creyera que todo había sido un ridículo sueño.
Y esta ha sido mi historia, en la que he intentado comparar un libro con una puerta que te habre a un mundo lleno de imaginación e historias fantásticas.

FIN




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