Hay días en los que sólo te apetece llorar y llorar, no quieres hablar con nadie, la gente te pregunta qué te pasa pero no te atreves ni a contestar. Llegas a tu casa y te encierras en tu cuarto, piensas, piensas mucho, quizás demasiado, te arrepientes, mucho, y crees que ya nada ni nadie te va a poder ayudar, pones un poco de música para ver si así empiezas a sentirte mejor, miras fotos antiguas, observas lo feliz y sonriente que estabas en esos momentos, te empiezan a llegar recuerdos y una sonrisa empieza a aparecer en tu cara, las lágrimas se van secando sobre tu piel y empiezas a sentirte mucho mejor. Al salir de la habitación te miras al espejo, tus ojos están rojos y tienes ojeras, entonces decides volver a sonreír, te echas agua en la cara y empiezas un nuevo día. Así hasta que otra vez caigas, esta vez no puedes más, no tienes fuerzas para levantarte, ni si quiera crees que merezca la pena vivir, la música no hace efecto, las fotos sólo te hacen sentir peor, sales por la puerta e intentas que no se te note, que no se note que estás hecha una auténtica ruina y es que no es difícil, no te cuesta fingir, ya estás acostumbrada, sólo tienes que comportarte igual que antes, ser la que eras al principio, esa chica que no hacía más que reírse de sus propios errores que miraba con una sonrisa de oreja a oreja el mundo, que ayudaba a todo el que estuviera mal sin esperar nada a cambio y que ponía la vida de los demás por delante de la suya propia.. Fingir no era lo malo, lo malo era tener que llegar a ese punto, al punto de tener que disimular. Cuando llegas a tu casa, todo cambia, vuelves a llorar y odiarte, tu mente vuelve a ser tu peor enemigo, dentro de ti hay una voz que no para de torturarte: "Sólo haces daño a las personas que hay a tu alrededor", "No sirves para nada", "Tus seres queridos no hacen más que sufrir y tú aquí tirada, sin hacer nada para impedirlo" Y así, una y otra vez, deseas que esa voz pare, pero no sabes cómo hacerlo, ¿cómo terminar con algo que viene de tu interior?, sabes que solamente tú puedes acabar con esa situación, con ese agobio que te agarra el pecho y no te suelta, con esa sensación de haber nacido por error y de que no deberías estar en este mundo, pero a pesar de todo esto, puedes decir, con toda seguridad, que aunque a veces quieras rendirte, que aunque a veces pienses que es el fin y que esto que sientes es superior a ti, mientras te queden personas, recuerdos y razones para seguir luchando, para seguir viviendo e intentándolo, lo harás y lo más importante de todo, lo conseguirás, porque eres más fuerte que un simple bache en el camino de la vida, así que demuéstralo, sonríe.
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